Sexualidad en Tiempos de COVID-19

18.04.2020

Sin duda estamos viviendo un fenómeno inédito en la historia de la humanidad, son ya al menos 2.600 millones de personas, un tercio de la población mundial, las que están obligadas a permanecer en sus casas por la pandemia del coronavirus.

No es la primera vez que nos enfrentamos a una pandemia, pero en esta oportunidad la globalización, el comercio internacional y los viajes (96.000 vuelos diarios) nos han expuesto como nunca a un contagio masivo. De 194 países que hay en el mundo, 182 se encuentran infectados con el Covid-19.

El tiempo para que todos los habitantes de este planeta estemos infectados depende de la duración y efectividad del aislamiento social, del desarrollo de una vacuna o del hallazgo de un tratamiento eficaz. Mientras tanto intentamos estar a salvo recluidos en nuestros hogares manteniendo todas las medidas de prevención recomendadas: distanciamiento social, lavado de manos, evitar tocar la cara, ojos y nariz, uso de barbijo, etc.

Este aislamiento y toma de distancia de otras personas va en contra de nuestra esencia como seres sociales, impidiendo hábitos tan comunes como reuniones familiares, espacios de trabajo, espectáculos artísticos y deportivos, fiestas, bailes, hasta los más íntimos: abrazos, caricias, besos. Debemos expresar el amor a nuestros amigos y familia a dos metros de distancia, un cambio radical en nuestros esquemas mentales. ¿Cuántas palabras tendremos que pronunciar para que produzcan el mismo efecto que un fuerte abrazo?

Es todo un desafío para la sociedad enfrentar este nuevo escenario, cambiando costumbres que nos permitan lograr nuestro fin principal, "la felicidad".

Podemos analizar los efectos del aislamiento prolongado (cuarentena), en nuestra psiquis a nivel social y personal. Cada persona es única e irrepetible y sus comportamientos y sentimientos también lo son. Se pueden acentuar personalidades depresivas, psicopáticas, agresivas, obsesivo compulsivas, etc. 

El centro de este nuevo problema es la "incertidumbre", a ser contagiado, a contagiar, a la subsistencia económica, a nuestro futuro y al de nuestros seres queridos.


Profundizando ahora el impacto del confinamiento en la vida sexual, podemos ver diversos escenarios que se conformaron a partir del aislamiento obligatorio en las parejas:

  • Novios aislados en distintos domicilios.
  • Parejas que programaron estar juntos para pasar la cuarentena.
  • Parejas convivientes que ahora están las 24 horas del día juntos, con hijos o sin hijos, con o sin trabajo domiciliario.
  • Parejas de amantes que quedaron separadas.
  • Personas habituadas al servicio de la prostitución que no tendrán vida sexual durante el aislamiento.
  • Parejas que quedaron separadas en distintas ciudades o países.
  • Parejas que se han contagiado una de ellas, o ambos.
  • Parejas de personal de riesgo (salud, seguridad, etc.).
  • Hombres que tenían dos o más familias y tuvieron que elegir con cual aislarse, revelando forzosamente, su forma de vida.
  • Mujeres que debieron permanecer encerradas con su pareja agresora aumentando la exposición a la violencia de género y riesgo de femicidio.
Seguramente ésta lista podría ser más amplia, analizar cada una de estas situaciones en detalle sería muy extenso.

Este aislamiento genera una infinidad de situaciones que modifica la rutina sexual de los individuos. En una primera instancia, se puede pensar que en los casos de las parejas que permanecen en un mismo lugar de confinamiento, al tener más tiempo aumentarían la frecuencia y calidad del sexo, sin duda en algunos casos ha sido así.


En mi trabajo profesional, durante este tiempo de cuarentena, a través de la atención a distancia (telemedicina) de los pacientes en tratamiento por distintas disfunciones sexuales, he encontrado que la gran mayoría empeoraron la afección que padecen (disfunción eréctil, eyaculación precoz, disminución de la libido, etc.), muy pocos dicen estar igual o mejor que antes.

El denominador común sigue siendo la "incertidumbre", expresando miedo al contagio, a la enfermedad, a la estigmatización, a la muerte, a la situación laboral y económica, al futuro.

Algunos quedaron distanciados de su pareja, otros encerrados conviviendo con hijos, teniendo que colaborar con las tareas escolares, perdiendo la intimidad. En muchos casos tendrán temor de besarse y tocarse, especialmente el personal de salud por miedo de traer "el bicho a casa".
Otros recurrirán a la masturbación y al cibersexo para su satisfacción sexual.
Tarde o temprano la cuarentena terminará y me pregunto:


¿Cómo será la sexualidad post COVID-19?

Este interrogante se resolverá dependiendo del tiempo que dure esta pandemia y de la velocidad con que se produzca el contagio, hasta que todos nosotros hayamos tenido contacto con el virus, o estemos vacunados e inmunizados.
Si el tiempo es corto, probablemente retomemos el comportamiento habitual, volverán las reuniones familiares y sociales, los espectáculos, los abrazos, las caricias, los besos y la conducta sexual que teníamos previamente a esta pandemia.
Recientemente Stephen Kissler, científico de la Universidad de Harvard, usando simulación por computadora asumió que el coronavirus se volverá estacional. La inmunidad no sería lo suficientemente fuerte como para que el Covid-19 se extinga después de la ola inicial. Aseguran que el confinamiento único no detendrá al nuevo coronavirus y se requerirán períodos repetidos de distanciamiento social en 2022 para evitar que los hospitales se vean colapsados.

Ante este escenario de 2 años de incertidumbre, probablemente cambiará nuestro comportamiento, se irán creando nuevos modelos mentales, nos lavaremos compulsivamente las manos y estarán resecas por el alcohol, pero poco importará porque no las estrecharemos con nadie, saludaremos a distancia, desinfectaremos cada elemento que llegue a nosotros, el barbijo será una nueva prenda en nuestro guardarropa y tendremos uno para cada ocasión que nos combine con la cartera, los zapatos o la corbata. También tendremos que usar anteojos o antiparras para proteger el ingreso del virus por nuestras conjuntivas, o en el peor de los casos, nuestra vestimenta será similar al personaje de la famosa historieta argentina "El Eternauta".

¿Cómo cambiarán nuestras conductas sexuales?.

Vienen a mi memoria dos películas estadounidenses: "La pistola desnuda" protagonizada por Leslie Nielsen y Priscila Presley, en la que ambos se enamoran. Este film tiene infinidad de situaciones cómicas llevadas al absurdo como la tan recordada escena del sexo seguro, en la que la cada uno de ellos se viste con un preservativo para hacer el amor.

La otra película es "Demolition Man" (año 1993), futurista, protagonizada por Sylvester Stallone y Sandra Bullok, cuya acción tiene lugar en el año 2032 en Los Ángeles (basada en la novela "Un mundo feliz "de Aldous Huxley).

La película describe una sociedad donde la delincuencia ha sido prácticamente erradicada y los habitantes viven conforme a su programación de nacimiento.

En este mundo son ilegales entre otras cosas, el alcohol, la cafeína, los deportes de contacto, la carne, los alimentos poco saludables, la sal y el tabaco. Son multados los que insultan, no hay armas de fuego, todas las personas son vigiladas.

El contacto físico, que fue reconocido como el causante de la propagación de enfermedades de transmisión sexual en épocas pasadas, ahora es visto como inusual.

El sexo ya no es un acto físico por las mismas razones, e incluso los besos están prohibidos. El placer de tipo sexual sólo se permite mediante el uso de simuladores de sexo ("Vir-Sex"), que son dos cascos estimuladores de los centros de placer del cerebro y se colocan en las cabezas de los participantes. No se permite ningún intercambio de fluidos corporales. 

La procreación de hijos se realiza en un laboratorio tomando muestras de ambos padres, se cultiva el feto y se le va capacitando en habilidades acordes a su perfil genético.

Volviendo a nuestra realidad, no sabremos aún como cambiarán las conductas sexuales, probablemente la prostitución sea más difícil de ejercer, los clientes tal vez soliciten que le exhiban una libreta sanitaria actualizada para asegurarse que su pareja eventual no posea ninguna enfermedad infectocontagiosa.

Aumentarán las visitas a las páginas pornográficas, el cibersexo será más frecuente, se perfeccionará la tecnología de realidad virtual para lograr estimulación sexual.

Se priorizará el "sexo seguro", manteniendo relaciones con parejas estables, el "sexo casual" se convertirá en una práctica riesgosa.

Se hará más común el sexting (intercambio entre dos personas de mensajes de texto, audio, fotos y videos eróticos a través de computadoras o celulares) que ya se practica en la actualidad, usado como un juego de estimulación muy efectivo, pero con alto riesgo de convertirse en porno venganza.

Esta pandemia cambiará muchos de nuestros hábitos y tendremos que aceptar vivir en un mundo distinto, sin renunciar a la búsqueda de la felicidad, conservando nuestros valores, reafirmando el amor, la generosidad, la empatía, la solidaridad y el compromiso.

José Luis González Salazar

18-04-2020