Sexualidad en Tiempos de COVID-19
Sin duda estamos viviendo un fenómeno inédito en la historia de la humanidad, son ya al menos 2.600 millones de personas, un tercio de la población mundial, las que están obligadas a permanecer en sus casas por la pandemia del coronavirus.
No es la primera vez que nos enfrentamos a una pandemia, pero en esta oportunidad la globalización, el comercio internacional y los viajes (96.000 vuelos diarios) nos han expuesto como nunca a un contagio masivo. De 194 países que hay en el mundo, 182 se encuentran infectados con el Covid-19.
El tiempo para que todos los habitantes de este planeta estemos infectados depende de la duración y efectividad del aislamiento social, del desarrollo de una vacuna o del hallazgo de un tratamiento eficaz. Mientras tanto intentamos estar a salvo recluidos en nuestros hogares manteniendo todas las medidas de prevención recomendadas: distanciamiento social, lavado de manos, evitar tocar la cara, ojos y nariz, uso de barbijo, etc.
Este aislamiento y toma de distancia de otras personas va en contra de nuestra esencia como seres sociales, impidiendo hábitos tan comunes como reuniones familiares, espacios de trabajo, espectáculos artísticos y deportivos, fiestas, bailes, hasta los más íntimos: abrazos, caricias, besos. Debemos expresar el amor a nuestros amigos y familia a dos metros de distancia, un cambio radical en nuestros esquemas mentales. ¿Cuántas palabras tendremos que pronunciar para que produzcan el mismo efecto que un fuerte abrazo?
Es todo un desafío para la sociedad enfrentar este nuevo escenario, cambiando costumbres que nos permitan lograr nuestro fin principal, "la felicidad".
- Novios aislados en distintos domicilios.
- Parejas que programaron estar juntos para pasar la cuarentena.
- Parejas convivientes que ahora están las 24 horas del día juntos, con hijos o sin hijos, con o sin trabajo domiciliario.
- Parejas de amantes que quedaron separadas.
- Personas habituadas al servicio de la prostitución que no tendrán vida sexual durante el aislamiento.
- Parejas que quedaron separadas en distintas ciudades o países.
- Parejas que se han contagiado una de ellas, o ambos.
- Parejas de personal de riesgo (salud, seguridad, etc.).
- Hombres que tenían dos o más familias y tuvieron que elegir con cual aislarse, revelando forzosamente, su forma de vida.
- Mujeres que debieron permanecer encerradas con su pareja agresora aumentando la exposición a la violencia de género y riesgo de femicidio.
Este aislamiento genera una infinidad de situaciones que
modifica la rutina sexual de los individuos. En una primera instancia, se puede
pensar que en los casos de las parejas que permanecen en un mismo lugar de
confinamiento, al tener más tiempo aumentarían la frecuencia y calidad del sexo,
sin duda en algunos casos ha sido así.
El denominador común sigue siendo la "incertidumbre", expresando miedo al contagio, a la enfermedad, a la estigmatización, a la
muerte, a la situación laboral y económica, al futuro.
Otros recurrirán a la masturbación y al cibersexo para su satisfacción sexual.
Tarde o temprano la cuarentena terminará y me pregunto:
¿Cómo
será la sexualidad post COVID-19?
Si el tiempo es corto, probablemente retomemos el comportamiento habitual, volverán las reuniones familiares y sociales, los espectáculos, los abrazos, las caricias, los besos y la conducta sexual que teníamos previamente a esta pandemia.
Recientemente Stephen Kissler, científico de la Universidad de Harvard, usando simulación por computadora asumió que el coronavirus se volverá estacional. La inmunidad no sería lo suficientemente fuerte como para que el Covid-19 se extinga después de la ola inicial. Aseguran que el confinamiento único no detendrá al nuevo coronavirus y se requerirán períodos repetidos de distanciamiento social en 2022 para evitar que los hospitales se vean colapsados.
Ante
este escenario de 2 años de incertidumbre, probablemente cambiará nuestro
comportamiento, se irán creando nuevos modelos mentales, nos lavaremos
compulsivamente las manos y estarán resecas por el alcohol, pero poco importará
porque no las estrecharemos con nadie, saludaremos a distancia, desinfectaremos
cada elemento que llegue a nosotros, el barbijo será una nueva prenda en
nuestro guardarropa y tendremos uno para cada ocasión que nos combine con la
cartera, los zapatos o la corbata. También tendremos que usar anteojos o
antiparras para proteger el ingreso del virus por nuestras conjuntivas, o en el
peor de los casos, nuestra vestimenta será similar al personaje de la famosa
historieta argentina "El Eternauta".
¿Cómo cambiarán nuestras conductas sexuales?.
Vienen a mi memoria dos películas estadounidenses: "La
pistola desnuda" protagonizada por Leslie Nielsen y Priscila Presley, en la
que ambos se enamoran. Este film tiene infinidad de situaciones cómicas llevadas
al absurdo como la tan recordada escena del sexo seguro, en la que la cada uno
de ellos se viste con un preservativo para hacer el amor.
La otra película es "Demolition Man" (año 1993), futurista, protagonizada por Sylvester Stallone y Sandra Bullok, cuya acción tiene lugar en el año 2032 en Los Ángeles (basada en la novela "Un mundo feliz "de Aldous Huxley).
La película describe una sociedad donde la delincuencia ha sido prácticamente erradicada y los habitantes viven conforme a su programación de nacimiento.
En este mundo son ilegales entre otras cosas, el alcohol, la cafeína, los deportes de contacto, la carne, los alimentos poco saludables, la sal y el tabaco. Son multados los que insultan, no hay armas de fuego, todas las personas son vigiladas.
El contacto físico, que fue reconocido como el causante de la propagación de enfermedades de transmisión sexual en épocas pasadas, ahora es visto como inusual.
El sexo ya no es un acto físico por las
mismas razones, e incluso los besos están prohibidos. El placer de tipo sexual
sólo se permite mediante el uso de simuladores de sexo ("Vir-Sex"),
que son dos cascos estimuladores de los centros de placer del cerebro y se
colocan en las cabezas de los participantes. No se permite ningún intercambio
de fluidos corporales.
La procreación de hijos se realiza en un laboratorio tomando muestras de ambos padres, se cultiva el feto y se le va capacitando en habilidades acordes a su perfil genético.
Volviendo a nuestra realidad, no sabremos aún como cambiarán las conductas sexuales, probablemente la prostitución sea más difícil de ejercer, los clientes tal vez soliciten que le exhiban una libreta sanitaria actualizada para asegurarse que su pareja eventual no posea ninguna enfermedad infectocontagiosa.
Aumentarán las visitas a las páginas pornográficas, el cibersexo será más frecuente, se perfeccionará la tecnología de realidad virtual para lograr estimulación sexual.
Se priorizará el "sexo seguro", manteniendo relaciones con parejas estables, el "sexo casual" se convertirá en una práctica riesgosa.
Se hará más común el sexting (intercambio entre dos personas de mensajes de texto, audio, fotos y videos eróticos a través de computadoras o celulares) que ya se practica en la actualidad, usado como un juego de estimulación muy efectivo, pero con alto riesgo de convertirse en porno venganza.
Esta pandemia cambiará muchos de nuestros hábitos y tendremos que aceptar vivir en un mundo distinto, sin renunciar a la búsqueda de la felicidad, conservando nuestros valores, reafirmando el amor, la generosidad, la empatía, la solidaridad y el compromiso.
José Luis González Salazar
18-04-2020